A menudo se asocia la cirugía plástica con la idea de un cambio inmediato, visible y casi obligatorio. Pero lo cierto es que, como cirujano, una de las decisiones más importantes que tomo en consulta es cuándo no operar.
Y sí, también es una decisión médica. A veces, lo mejor que puedo hacer por un paciente es decirle que ahora no es el momento. O incluso que lo que busca, simplemente, no necesita una cirugía.
Contenido
La primera consulta: mucho más que una valoración estética
Cada paciente llega con una historia, una expectativa y una motivación. Por eso, la primera consulta no se trata solo de “ver qué habría que hacer”, sino de comprender el contexto, conocer el motivo real de la demanda y valorar si la cirugía es la mejor solución.
En ocasiones, una imagen corporal distorsionada o una expectativa poco realista hacen que la operación no solo no ayude, sino que incluso complique emocionalmente la situación.
No todo lo que se puede hacer, se debe hacer
Vivimos en una época en la que la tecnología permite casi todo. Pero eso no significa que debamos llevar cada intervención al límite. Hay casos en los que el resultado estético que busca el paciente no justifica los riesgos quirúrgicos.
O donde una cirugía no va a ofrecer mejoras significativas, pero sí puede dejar cicatrices, incomodidades o efectos secundarios innecesarios. El criterio profesional está precisamente en saber frenar, en decir “no” cuando es lo correcto.
La cirugía no es una solución emocional, pero puede acompañar un proceso
Una operación puede mejorar la imagen, reforzar la confianza o cerrar una etapa. Pero cuando detrás de la decisión hay un malestar emocional profundo, es importante tenerlo en cuenta.
La cirugía no reemplaza un trabajo interno. No lo digo para disuadir, sino para que la decisión se tome con total consciencia. A veces, el verdadero cuidado está en parar, en hablarlo, en ordenar ideas antes de dar un paso. Y si aún así decides avanzar, hacerlo con todas las cartas sobre la mesa.
El momento vital también importa
No hay reglas fijas, pero sí contextos que pueden influir. Acabar de ser madre, estar en plena transición personal o atravesar un proceso de salud puede hacer que una cirugía no sea lo más recomendable en ese momento.
No porque no tengas derecho a cambiar o mejorar tu cuerpo, sino porque quizá ahora mismo hay otras prioridades que cuidar. Decidir no operar en ese momento no es una renuncia: es una forma más de respeto hacia tu proceso.
El buen cirujano no siempre dice “sí”
Uno de los mayores actos de responsabilidad en esta profesión es decir que no, aunque sea difícil, aunque vaya en contra de una tendencia de mercado o de la propia demanda del paciente.
Porque la cirugía plástica, cuando se hace bien, no es un producto: es una decisión médica, individual y ética.
¿Quieres una valoración honesta y personalizada?
En mi consulta encontrarás un espacio de confianza donde te diré lo que realmente necesitas saber. Si estás valorando una intervención o simplemente quieres orientación profesional, puedes pedir cita aquí o llamarnos al +34 918271401 ó al +34 678 612 942
A veces, lo más valiente es no hacer nada… todavía